sábado, 4 de noviembre de 2017

Si no puedes contra ellas...

¡Hola familias! 


Imagino que varios de ustedes se deben haber enterado por sus chic@s que hoy estuvimos ¡¡¡Jugando a la play!!!!!. No, ni me volví loca ni me olvidé que mi trabajo es enseñarles. Les voy a contar lo que pasó en la clase de hoy y créanme que se van a sorprender.
La decisión de la actividad que hicieron, persiguió el objetivo de hacer visible un par de cuestiones que son típicas del fútbol. Es éste un deporte que corre por las venas de la mayoría de los argentinos. Desde que nacen, casi todos l@s chic@s heredan el cuadro de fútbol de alguien importante en sus vidas. En particular, la pasión por el equipo de nuestros amores es, de las cuestiones transmitidas en el entorno familiar, la que se fomenta con más fuerza. Así, a los 2 o 3 años, l@s niñ@s seguramente responderán de que cuadro son. No de qué religión, ni el origen de su familia, ni el plato tradicional de la familia. La familia los hace de Boca, de River, de San Lorenzo, de Independiente, de Racing o de cualquiera de los otros equipos. Además del equipo, se les enseña a defenderlo con pasión para que nadie que intente cambiarlos de cuadro, pueda lograr su cometido. Y al mismo tiempo, aprenden que hay un equipo en particular que es lo peor del planeta. Así conseguimos enfrentamientos: Boca/River, San Lorenzo/Huracán, Independiente/Racing, Chicago/All boys, etc.
Seguramente el objetivo nunca es generar violencia. Pero estas posturas terminantes, de blanco o negro, de buenos o malos, da como resultado sentimientos de enemistad. Es la escuela el lugar ideal donde se puede trabajar en crear conciencia sobre algunas cuestiones que en general no nos damos cuenta. 
En la clase de hoy, quise que l@s chic@s vivenciaran la violencia que trae aparejada la pasión por un equipo de fútbol. Necesitaba despertar esa pasión de alguna manera, que fuera real, que se sienta en el aire. Así que se me ocurrió dejarlos jugar. Porque el juego permite que se relajen y que no tomen la actividad como una de la escuela. Jugaron como lo hacen en casa. Hincharon por sus equipos, y esto incluyó los insultos, cantos y otras reacciones típicas del fútbol. 
El trabajo que hicimos después, se enfocó en mostrar la escalada de violencia que sucede cuando se trata de enfrentarse al equipo contrario. Trabajamos con las palabras que se usan para insultar (negro, gallina, bolita, put..., etc) y porqué muchas de ellas esconden estereotipos genéricos y manifestaciones de micromachismo (siempre se mandan a alguna parte de tu madre, de la lora, de tu hermana, todas mujeres, o sos un hijo de alguna mujer que tiene un trabajo cuestionado socialmente). Sería genial que hablaran con sus chic@s sobre esto que trabajamos para reforzar desde casa lo que se hizo en la escuela. 
Sucedió algo muy típico en la actividad: los equipos que armamos eligieron a varones para que manejaran el joystick, sin tener en cuenta que no hay ninguna diferencia entre un varón y una nena en un juego virtual. 
Hicimos otras actividades que si todo resulta como lo pensé, l@s mism@s chic@s comentarán en casa.
Jugar es un derecho de tod@s l@s niñ@s. La escuela no tiene que olvidarse nunca de esto. Y las consolas de videojuegos son actualmente uno de los juegos preferidos por esta generación. La idea fue dejar de competir con ellos y aprovecharlos para que además de jugar, aprendan. Ojalá haya podido plantar una semilla de concientización en sus niñ@s ya que la fuerza de cambio social de ellos es superpoderosa. 

Un beso de tiza


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